miércoles, 16 de diciembre de 2009

Temo más al clima que al átomo

Laura Fernández



Se reúnen en Copenhague los líderes del mundo para hablar y debatir medidas para parar la grave contaminación que azota al mundo. Adentro, los grandes vociferan, discuten, proponen y al salir y cerrar las puertas, seguro toman un escocés contentos porque el verbo ha sido abundante, ha sido bonito y los aplausos han llegado, seguros también que al salir de allí, todo seguirá igual. No son ingenuos. Saben que el cambio climático exige compromiso y muchos de esos compromisos van en contra de su economía. Cómo parar los campos petroleros con los dólares que producen? Cómo frenar la devastación de la Amazonía con el fabuloso negocio que representan los sembradíos de soja para los biocombustibles que el mundo "ecológico" demanda?.

La gente se muere de hambre en los cinco continentes, la cifra subió en estos 5 últimos años de 850 millones a mil millones de hambrientos. En los basureros de África, de Centro y Suramérica, de los países asiáticos y del mundo desarrollado, miles hurgan entre los escombros para sobrevivir. Y los campos se llenan de cosechas para llenar los tanques de combustibles de los carros.

Adentro los líderes, con calefacción. Afuera en las calles, frente a sede que acoge la reunión, las organizaciones y gente preocupada y ocupada por los temibles cambios climáticos que padece la tierra, protestan. Levantan pancartas, pintan mensajes en sus camisetas y gritan. Nadie parece oriles. O sí. Son molestos. Así que a los más osados, los arrestan. Afuera, en medio del frio invernal de Europa, la gente aguanta.

Mientras ellos se reúnen, hablan, se fotografían, afuera la tierra arde de calor, la lluvia se ausenta y los campos se quiebran, en el Ártico se deshielan los polos y los osos, y las ballenas, sin entenderlo, siguen con ansiedad rastreando la comida, llegando donde nunca habían penetrado, a costas cálidas y falleciendo.

La distancia ya no se cuenta en horas, como antes, sino por millas. Los automóviles se han transformado en el símbolo del progreso y el bienestar. Todo se acelera y mientras más rápido va el desarrollo económico de los países, más se demanda petróleo. Más tierra se quita a la naturaleza para sembrarla de torres petroleras y saciar la sed de energía del mundo actual.

Privilegio de los países poderosos. El 80% de esas riquezas naturales o minerales la consume el 20% de la población más rica del planeta. Por ejemplo, en Los ángeles, NY, Londres, asistimos cada noche al desfile de la energía, del consumo de petróleo reflejado en los modernos ventanales de vidrio de sus inmensos edificios, desde donde el mundo parece bonito, apacible, distante del bienestar que a ellos nunca les falta. Paradójicamente, la mitad de los pobres del mundo viven en los países ricos en recursos...las promesas del desarrollo no e han cumplido para ellos. ¿Podrán seguir subsistiendo estas desigualdades?

Muchos de los reunidos en Copenhague saben que algunos de los 10 más grandes ríos del mundo no alcanzan a llegar a los mares durante varios meses del año. Sus cauces se reducen, los árboles a sus orillas desaparecen, en las cuencas altas de los ríos avanza la deforestación, la minería. En apenas 40 años, la Amazonia ha perdido una 5ta parte de su superficie reemplazada por la ganadería y el cultivo de soja para alimentar el ganado, o los tanques de los carros. Así la selva se transforma en carne. Pero por cuánto tiempo más se podrá mantener esto?

50% de los cereales comercializados en el planeta se utilizan para alimentar el ganado o producir energía. 13 millones de hectáreas de bosques desaparecen anualmente, una cuarta parte de los recursos pesqueros están agotados, la temperatura de los últimos años ha sido la más alta de la historia...dicen los estudiosos del tema, organizaciones ambientalistas como Greenpeace, la UNESCO, que hacia el año 2050 podría haber 200 millones de refugiados climáticos en el mundo.

El problema es universal y a todos nos afecta. Nadie debería ignorarlo. Muchos de nuestros países padecen de escasez de agua y vivimos frente al mar. Tenemos sol a mares y lo ignoramos, ignoramos las plantas generadoras de energía por el sol en reemplazo del petróleo. como obviamos las plantas potabilizadoras de agua del mar.

Ya no hay tiempo de siembra en nuestros pueblos. Recuerdo de niña que mis padres miraban el cielo guajiro, escrutaban las estrellas y el canto de los sapos al anochecer, por el paso de las hormigas y los ventarrones de la tarde sabían cuando venía el tiempo para la siembra. Agosto siempre les ofreció el momento para arar e ir preparando los campos que en septiembre se cultivaban con maíz, ajonjoli, sorgo. Este año el verano ha sido eterno. No hubo lluvias y los tractores, y el campo seco, y las manos esperanzadas de los campesinos siguen esperando un momento que no llega. En enero habrá menos alimentos en las mesas venezolanas. Y lo mismo se repite cada día en todo el planeta.

Ya no hay tiempo para el pesimismo. Es demasiado tarde para ser pesimista. Solo queda tomar acciones. "¿cómo enfrentar esta indiferencia? defiende tu lugar...el tiempo es hoy, es la verdad, el reloj corre y no hay marcha atrás..."

martes, 8 de diciembre de 2009

El Nobel de la paz busca guerra y un exguerrilero llega a la presidencia de Uruguay

Laura Fernández



El Nobel de la paz se va de guerra. 30 mil soldados más, made in USA con pieles morenas y latinas la mayoría, rubias las menos, serán enviados en enero a ocupar los territorios de Afganistán. Al mismo tiempo, un guerrillero (ex) llega sin fusiles a la presidencia de Uruguay. Uno está al norte de América. El otro al sur. Obama me sonó ayer como su predecesor, y algo que no se describir se me arrugó en el corazón. Pepe Mujica sonó como una esperanza: no sé cuanto tiempo en la montaña, 13 años de prisión durante la dictadura, 8 de aislamiento y torturas, y cuando habla es humilde, es sabio y ponderado. Inteligente, sabe donde está: entre dos gigantes suramericanos y la verborrea combustible e incontinente que enciende a tantos.


Ese país del que casi no escuchamos hablar en las noticias, del que sabemos es la tierra del gran Mario Benedetti que este año nos dejó sin él pero no sin su portentosa poética, resulta que tiene junto a Chile la mejor economía de la región. Destina solo el 30% de sus exportaciones (buques de carne, quesos y desarrollo tecnológico) a los dos grandes vecinos: Argentina y Brasil, el restante 70% lo diversifica entre otros países de la región y del mundo. Si colapsa aquellos, su economía puede verse alterada, no colapsada.

Y algo que sorprende a quienes buscamos conocer más de Uruguay, es que con el Frente Amplio, partido donde ahora milita Mujica y también el presidente actual Taberé Vásquez, en lugar de seguir los pasos de otros países de Suramérica entregados en su obsesión armamentista a comprar armas para defenderse de enemigos hasta ahora no declarados, se han dedicado a la educación de los niños de su país.

Admirable es saber que prácticamente cada niño de la ciudad o la aldea disponen de una computadora para sus estudios y cuentan con internet para investigar. Entraron con el siglo XXI armados de saber y creciendo con ideas y en consecuencia, con criterio. No de pistolas o fusiles.

Escuché a Pepe Mujica y me sentí bien. Me pareció que pese a sus 73 es como un día nuevo, una puerta que se abre a la vida. Y confieso que me molesté hasta la "arrechera" por el tratamiento noticioso que le dieron tanto en los canales del oficialismo como en Globovisión. Bueno escucharlo a él, de sus labios. Con una sinceridad que nos desarma, ha dicho estar tomando dos cursos: uno para aprender a callar porque suele ser desbocado y ahora tiene responsabilidades políticas y el otro, intensivo, para dejar de ser ingenuo. Cree que no se puede vivir esclavizado por las cuentas pendientes de la vida. "Yo tengo memoria y recuerdos, pero una cosa está bien clara: es importante mirar el pasado, pero también es necesario perderle el respeto. La vida es porvenir".

Yo lo escucho con ilusión pero sin inocencias. Ojalá sea eso que parece, eso que dice, por el bien de Uruguay y de nosotros en LA también. Que junto a Lula puedan mostrarnos que hay maneras de gobernar desde el socialismo distintas a la de la imposición, el populismo obsceno, el verbo del odio, la fuerza del todopoderoso, la trácala y la impunidad como sistema institucionalizado de surgir y de ser más vivos, los pendejos desinformados, los pendejos creyentes y enceguecidos que no ven mancha en nada. Ojalá para que no continuemos en el camino del desencanto y la desesperanza.

Como contraparte, Obama, el primer negro que asciende a la Casa Blanca, con un discurso perfecto, coherente, casi convincente, bien estudiado, nos habla de la necesidad de reforzar con más tropas la presencia americana en Afganistán. Un país devastado por rusos, talibanes y ahora por las fuerzas aliadas. Se vio frágil Obama, vulnerable. Y no sé por qué oyéndole recordé a Bush y su período nefasto para el mundo. Algo en mi se desacomodó. Como si el sistema comenzara a aplastarlo, a ser más grande que los sueños y la esperanza. Ojalá no lo aplaste ni a él ni a Mujica.

Y pensando en Afganistán recordé esta hermosa película: Cometas en el cielo.


..."Sueño que un día regreses a visitar la tierra de nuestra infancia. Sueño con que las flores crezcan en las calles otra vez y los papalotes vuelen en el cielo. .aún le tengo esperanza a Obama, como le tengo ahora a Mujica




La noche de los sueños quebrados

Laura Fernández

Aquella noche del 8 de diciembre de 1980 el balazo sonó seco y definitivo. A las puertas de su casa caía John Lennon, el mítico genio de los Beatles, y dejaba nuestras vidas tristes. No recuerdo exactamente qué hacia yo esa noche, quizá tomaba el bus de regreso de la universidad a casa, quizá apretada en los incómodos asientos del bus de la Ruta 6 escuchaba obligada el vallenato a todo volumen que ponía el chófer y, seguro iba molesta porque no existía reclamo terrenal o divino que lo persuadiera de bajar el volumen, mucho menos cambiar la emisora.

Ese balazo atravesó el mundo y hasta en esta aldea que es mi ciudad resonó, la emisora vallenata del bus que me transportaba paró un minuto para transmitir la conmoción: acababan de asesinar a John Lennon. Se derrumbó la noche neoyorquina, se derrumbó la noche del planeta. Ya nadie pudo dormir. Todos nos enchufamos a las imágenes dolorosas de la televisión y supimos entonces que Mark Chapman esperó a John Lennon delante de su casa frente al Central Park de Nueva York y le disparó cinco balas por la espalda hasta matarlo. En sus bolsillos tenía cintas de música de los Beatles y la novela de El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger.

El autor de Power to the people, el artista fundamental de la revolución musical de la década de los 60, el icono de la contracultura que contribuyó a darles vida a las utopías de la generación de los flores, el activista que le plantó cara a la guerra de Vietnam y pidió que la paz fuera al poder, había desaparecido para siempre.

Ya era leyenda Lennon antes de esa noche. Genio creativo, soñador, pacifista y revolucionario, de él dijo Gabriel García Márquez que la música solo podía entenderse entre los clásicos y esta fabulosa banda que cambió las costumbres musicales, la forma de vestir y de pensar en los 60. Sabio como es, sabía el Gabo que la música de los Beatles, y de este John Lennon de espíritu rebelde y razón crítica, representaba el punto de conexión entre las generaciones de padres e hijos. Un tema siempre a debatir. Un gusto musical conciliador donde padres e hijos por fin se abrazan.

Paradójico, murió a balazos este artista total convencido de que todo lo que necesitaba la humanidad era amor. Para que nunca lo olvidáramos, ese mes de diciembre de 1980, cuando contaba con 40 años, Lennon iniciaba una etapa nueva: tras cinco años alejado de la escena musical, presentaba "Double Fantasy" un nuevo disco solista.

Hoy, casi tres décadas después, la leyenda de Lennon sigue viva. Su agresor explicó que con su asesinato quería integrarse en una sociedad de la que se sentía marginado.

Recordando a Lennon, el genio rebelde de los Beatles, asesinado hace 29 años. Quizá la primera muerte cercana que conmocionó la vida de muchos de nosotros. Este hombre que podía ser duro y cruel, un atormentado, era sobre todo muy vulnerable y tremendamente sensible. Revolucionó con los Beatles la música de un ahora lejano siglo XX y todavía seguimos soñando el sueño de Lennon: quería ser libre, definir su destino y deshacerse de patrones costumbristas. Quería un mundo en paz..."imagina ningún infierno bajo nosotros, encima solo un cielo, imagina a toda la gente viviendo para hoy" viviendo en paz.

No recuerdo qué exactamente hacía aquella noche. Mis recuerdos se encuentran entre la niebla de los días, pero tengo la certeza de que esa noche Lennon se me hizo eterno.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Luna decembrina con soles de abril para Jesús


Laura Fernández


Es viernes, es navidad, la luna sigue arriba rabiosamente hermosa e íntima, las tardes decembrinas parecen soles de abril, hoy trataremos de hacer feliz a Jesús, mi hermanito, con su fiesta de cumpleaños. Para ir cogiendo tono nada como La Billos.


Pulmón verde del planeta o temible desierto? Qué será el Amazonas el próximo siglo?


Laura Fernández


Cuánto cuesta frenar la destrucción del Amazonas? Acaso serán capaces nuestros gobiernos y empresarios de parar la deforestación que devora miles de hectáreas/año y se convierten en millones de dólares verdes verdecitos? y nosotros, los consumidores, de dejar de comprar esas maderas hechas muebles?


No son solo los contrabandistas de piedras preciosas y minerales o los narcotraficantes los que están acabando con el Amazonas, con ellos va la voracidad de los grandes...de seguir así el rio se secará y la selva se convertirá en desierto hacia 2100 advierten los ambientalistas.


El Amazonas es el mayor pulmón vegetal del planeta. Alberga 60% de los 6.9 millones de kilómetros cuadrados de ríos y afluentes que conforman la cuenca amazónica. Si el calentamiento sigue se reducirá el cauce de sus ríos y las comunidades indígenas asentadas desde siempre en sus orillas no podrán desplazarse en sus canoas de madera. Estarían condenados al aislamiento. Algunos predicen su sequía absoluta hacia el 2100, en tanto que la zona este de la región dejara de ser selva para convertirse en sabana. Los menos optimistas dicen que será desierto.

EE.UU, China y UE arrojan 50% de la contaminación mundial. Los países más ricos contaminan más. Lula les dice que si quieren mantener el pulmón verde del Amazonas, deben pagar y él se compromete a producir más oxígeno. El nuestro, Chávez, aboga por el ambiente. Mientras, en Brasil se están deforestando 20 millones de hectáreas porque Lula firmó un acuerdo con China para plantar soja y exportárselas. Y aquí se impulsa aceleradamente la instalación de nuevas plantas petroquímicas para producir más y más plásticos, y convertir a Venezuela en el emporio petroquímico del subcontinente americano. Y los plásticos no son biodegradables.

La deforestación del Amazonas alcanzó un récord en los 5 años de gobierno de Lula da Silva. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), que se ocupa de vigilar la destrucción de la floresta, indicó que en 2007 desaparecieron bajo las sierras de las madereras y el fuego intencional de hacendados más de 7.000 kilómetros cuadrados de selva.


Escenario para la desolación. Como triste es que al caer la tarde en el Amazonas dejen de arribar a cualquier puerto de la cuenca las canoas indígenas cargadas de frutas, peces y alimentos, los frutos que ellos tienen siglos trabajando y arrimando a las orillas, porque el cauce del rió disminuye mes a mes.




lunes, 30 de noviembre de 2009

“Vivir es ser otro” Fernando Pessoa


Laura Fernández

Hace 75 años murió en Lisboa Fernando Pessoa, el poeta que sabía idiomas y hacia versos. Tenía 47 años. Se murió sin tener verdadera certeza de quien era, haciendo versos como los versos se hacen, como si fuera la primera vez, deseando siempre ser el otro, nómada de si mismo. Maestro de la realidad interna, miró con ojos ajenos, sintió con piel extraña, caminó con otros músculos, los de sus heterónimos. Pero su voz por más que renegara de ella era la de Pessoa universalizando el sentimiento de millones. “Vivir es ser otro” afirmó y preconizó.

No supo el discretísimo Fernando, que solía cruzar las calles de Lisboa rumbo a su trabajo como traductor comercial, vestido con gabardina clara, corbata de lazo y sombrero ingles oscuro, que él estaba reservado para ser Fernando Pessoa, el más insigne poeta portugués del siglo XX, un Camoes mucho más grande que el antiguo.

Quiso llamarse Camoes, pero nació llamándose Fernando. Pessoa fue muchos otros, todos lo que él quiso: Álvaro de Campos el ingeniero moderno y desencantado; Ricardo Reis el latinista conservador y monárquico; Alberto Caeiro, el poeta filósofo; Bernardo Soares. Así rompió el encierro del yo en sus heterónimos. Afirmó y negó, divagó y preconizó “ser es estar libre”. Libre de los otros, sobre todo, libre de sí, de recuerdos, de opiniones, de prejuicios.

Una vida está construida de días y de los días sabemos que aún siendo iguales no se repiten. No sorprende que en uno de ellos al pasar Fernando frente a un espejo, un hombre que no era Fernando Pessoa, le mirara desde dentro del espejo.

Él que solía decir “los espejos no se equivocan cuando muestran” lo miró y le dijo: “Me llamo Ricardo Reis”. La imagen del espejo sonrió y desapareció para segundos después mostrarle la de un hombre delgado y pálido que tampoco era él. Esta vez le dijo “me llamo Alberto Caeiro”. Imperceptiblemente desapareció el hombre del espejo y solo por unos segundos se quedó vacio, desnudo, surgiendo enseguida otra imagen. A esta le dijo Pessoa “Me llamo Álvaro de Campos”.

Fabula Saramago, el premio Nóbel de la literatura portuguesa en su blog “Los cuadernos de Saramago”, que esta vez no esperó que la imagen desapareciera del espejo…” se apartó él, probablemente estaba cansado de haber sido tantos en tan poco tiempo. Esa noche, entrada la madrugada, Fernando Pessoa se despertó pensando si el tal Álvaro de Campos se habría quedado en el espejo. Se levantó, y lo que estaba allí era su propia cara. Dijo entonces: “Me llamo Bernardo Soares” y regresó a la cama. Fue después de estos nombres y de algunos más cuando Fernando creyó que era hora de ser también él ridículo y escribió las cartas de amor más ridículas del mundo.

Cuando iba ya muy adelantado en los trabajos de traducción y de poesía, murió. Los amigos le decían que tenía un gran futuro por delante, pero parece que no se lo creyó, tanto es así que decidió morir injustamente en la flor de la edad, a los 47 anos, imagínense. Un momento antes de acabar pidió que le acercaran las gafas: “Dadme las gafas” fueron sus últimas y formales palabras.

Hasta hoy nunca nadie se ha interesado en saber para que las querría, pero parece bastante pausible que su intención fuera mirarse en un espejo para saber quién era el que finalmente ahí estaba. No le dio tiempo. Es más, ni espejo había en la habitación. Este Fernando Pessoa nunca llegó a tener verdaderamente la certeza de quien era, aunque esa duda hace que nosotros vayamos consiguiendo saber un poco más quienes somos” concluye Saramago al comentar sobre el insigne Pessoa.

El gran Fernando Pessoa, el que dijera

Tenemos, todos los que vivimos,
Una vida que es vivida Y otra vida que es pensada,
Y la única vida que tenemos
Es esa que es dividida
Entre la verdadera y la errada”…

Deserta así a un mundo que no está hecho para ser pensado sino para ser visto. Por eso sabe que la realidad no se palpa con las manos, no se descubre con neuronas y nunca se pesca con teorías. Para sentir hay que estar distraído, olvidarse de todos y dejarse cazar por la sensación

¡Pasa, ave, pasa y enséñame a pasar!

lunes, 9 de noviembre de 2009

!Conmigo no cuenten!


¿Por Colombia? No, no me siento amenazada por ese hermano país. Sí por la inseguridad que me acorrala como un rehén dentro de la casa enrejada por todos sus costados, como las prisiones, recluida en ella desde el anochecer hasta que llegue el rumor de la nueva aurora, con miedo a salir porque temo ser asaltada en el semáforo, que me quiten el carro al salir de la farmacia o del cine o me peguen un tiro por no dejarme atracar.

Amenazada me siento en las noches interrumpidas abruptamente por los disparos que escucho en calles vecinas desde la frágil seguridad que me proporciona mi habitación bajo llave y me dejan desvelada, preguntándome quién habrá sido esta vez la víctima, impotente y sin nada que pueda hacer. Disparos y voces cada vez más cerca, cada vez más ciertos y preocupantes.

Amenazada por los gritos y patrullas que suben colándose por el ventanal del 4to piso de la oficina que ocupo y ni siquiera la altura puede apagar la calle. No hay forma de escabullirse, de no advertirla o, sentirla como si siguiera tus pasos. En la familia todos tenemos, no una, sino muchas historias para contar, somos protagonistas como casi todos los venezolanos de un robo a mano armada, de la violencia de las calles, de los delincuentes que no retroceden. Todos hemos llevado lo nuestro los dos últimos años y cada uno ofrece sus estrategias para preservar los bienes y la vida.

No hay cerca, no hay muro ni protección que detenga la inseguridad. Llega envuelta en un rumor cotidiano y espeso…y siempre cierto, como el disparo seco e inquietante que nos despierta a medianoche. Se hace escalofrío con el aullar de las sirenas a cualquier hora del día tratando de adivinar, entre paralizados y asustados, si será de la policía tras los delincuentes o de la ambulancia trasladando al herido grave que dejan los criminales. Me llega en la llamada telefónica de mi esposo informando que le acaban de secuestrar para robarle el carro y debo buscarle en un monte de La Concepción donde lo dejaron botado; en la voz nerviosa de mi hermana que arrinconada por el susto presenció como golpeaban al hombre de aspecto humilde que caminaba por la calle para despojarlo de su cartera y del poco de dignidad que le quedaba; en la intempestiva visita del vecino pidiendo un teléfono porque le acaban de vaciar su cuenta bancaria tras un secuestro express.

La inseguridad no es una percepción, es una realidad. La morgue habla rotunda y fría todos los lunes.

¿Colombia? No recuerdo que haya sido amenaza nunca. Como hija de la frontera, convivo con ellos desde que nací, y desde entonces hemos mantenido una relación amor-odio, con diferencias pero con más coincidencias en lo que queremos para nuestras vidas y nuestros países.

En esta frontera todos tenemos presente como nuestros campos han prosperado gracias a ellos, como salen cosechas de sus manos trabajadoras y alegres, barrios enteros de Venezuela que bailan sus vallenatos. Qué colapsan los hospitales y escuelas públicas? Seguro, pero también son ellos los hombres y mujeres que junto a los Wayuus construyen casas y levantan edificios, siembran el campo, recogen las cosechas, limpian las calles…son incansables para el trabajo pesado del que huye la mayor parte de los venezolanos.

Y ahora nos invitan a una guerra contra Colombia. Conmigo no cuenten que quiero a ese país y sus gentes como al mío y a mis hermanos. La mayoría de los venezolanos nos sentimos sus hermanos, no sus enemigos. La única arma que empuñamos hacia Colombia es la del afecto, el amor y el reconocernos en ellos…No queremos tambores de guerra ni verbo incendiario, que a veces las palabras son la antesala de los puñales. Si tenemos que levantarnos será para la paz, no la guerra; para la conciliación, no para el conflicto; para el diálogo, no para las armas.

En minúscula: Jugando a ser como mi papá

En minúscula: Jugando a ser como mi papá

viernes, 6 de noviembre de 2009

Domingos al sol naciente


No sé si estén los tiempos para ser románticos, pero me quedaré el fin de semana con las palabras descarnadas y geniales de los escritores que leo, con la música que me conmueve. Con mi bagaje de criaturas imaginarias, puestas de sol, mañanas en la montaña y recuerdos afrontaré lo que venga, incluido el frio que roe el corazón.

lunes, 5 de octubre de 2009

Con la luna llena de primavera se fue Mercedes con el corazón mirando al sur

Por Laura Fernández

La voz de América, la Negra querida de Argentina, la mujer que nos cantaba con su timbre potente y dulce esa canción que convertimos en himno de lucha: “solo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente”, decidió que era la hora de partir con su canto a otras latitudes. Ayer se marchó dejando arrugada la madrugada primaveral de Buenos Aires.

Esa voz de Mercedes Sosa, profunda y tierna, tiene el misterio que viene de la tierra. Enérgica y sin embargo con una dulzura que llenaba por horas la memoria con su canto, torrencial e irresistible de escuchar, esa voz traía fuego en las letras. No estaba hecha para complacer a los de arriba. Ella cantaba a los campesinos, a la gente del pueblo y de todos los caseríos latinoamericanos, su canto era para los pobres que claman por un pedazo de justicia, para los oprimidos que luchan por sus ideales desde trincheras en la montaña, en la universidad, en el barrio. Y así potente como ella era, no cruzó los brazos durante las crueles dictaduras que azotaron a la Argentina en la década de los 70. Estuvo en el exilio. Pero antes, esa voz y esas letras habían atravesado los aires de la tierra esparciendo mensajes por la libertad, la igualdad y contra las injusticias.

Recuerdo en los tiempos de universidad su canto universal. Cómo en las horas de apremio se colaba en las aulas para cerquita de la conciencia recordarnos las palabras urgentes, el canto necesario, ratificando con nuestro Alí Primera la validez de nuestras convicciones juveniles, las mismas que nos acompañan aún y nos dan razones para seguir.

Diversa e inquieta como era, esta voz emocionada que era Mercedes Sosa, compartió escenarios con Pavarotti, Serrat, Sabina, Fito Páez, León Gieco, Víctor Heredia. Compartió su espíritu expansivo y también la diversidad musical, cantando no solo la protesta, sino que cantó al amor, a la vida, entendió la amargura y la soledad del exiliado, prestó su maravillosa voz a los recuerdos de la infancia, al olvido, las costumbres de su gente mestiza y una y mil veces a su país. Ella sola convocaba multitudes. Llenó los más grandes estadios y plazas americanas, reuniendo en torno a su canto e ideas a miles de jóvenes, niños y adultos, esos mismos que ayer absolutamente conmocionados veíamos ayer por la televisora argentina.

Ella nunca escribió sus canciones, pero estaba dotada de un exquisito instinto para seleccionar sus letras, hacerlas canción y ponerlas en boca de millones. Nadie como Mercedes canta esa tragedia hecha poema que es “Alfonsina y el mar”, o “Gracias a la vida” de Violeta Parra, o “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez.

Difícil escribir corto de esta mujer sencilla y corazón abierto. Con sus canciones, las de Alí, de Milanés, Silvio, Serrat y Sabina, me forjé y aún recorro cientos de kilómetros con sus voces calando mi consciencia, erizando la piel y el corazón. Con su voz crecí, su canto acunó mi juventud, sus canciones aún me hacen llorar tanto de tristeza como de felicidad, tu voz Mercedes me sigue recordando lo bueno de la vida, la felicidad de estar en este planeta y las razones por las que hay que seguir en pie de lucha.

Volverás, no te irás, repartida en el aire cantarás siempre. Seguirás respirando de otra manera diferente y nosotros lo sentiremos. En los labios de los jóvenes, en el conjuro sutil que habita la memoria de nosotros vendrás, con tus cantos y tus letras de fuego.

Hasta luego Mercedes. Te has ido con el corazón mirando al sur. Gracias por tu canto fundamental, gracias por las palabras urgentes.

He visto al otro pais
Descalzo en el arenal
Con ojos de cunumi
Preguntandonos por la dignidad

He visto al otro pais
Vestido de soledad
Durmiendose en el andén
Sin tener a que puerta golpear

He visto al otro pais
Pidiendo la libertad
De aquellos que encarceló
Sin explicacion, tanta impunidad

Lo he visto jugándose
Entero por los demás
De blancos pañuelos va
Dejenlo pasar, dejenlo pasar

viernes, 2 de octubre de 2009

Quiero jugar


Esta hermosura, este exquisito juego para ejercitar la imaginación, nos es regalado por ángeles Mastretta, la escritora mexicana de sencilla, espléndida y conmovedora pluma, la que tan bien retrata en sus palabras nuestros deseos ocultos, añoranzas, desvelos, desfalcos y alegrías…

Leerla es siempre un gozoso disfrute, es instalarse en el territorio de añorar imposibles con la misma intensidad de quien ama la libertad desde un calabozo. Y a veces ocurre el milagro de alcanzar esos imposibles que como cicatrices en el alma cada tanto tiempo arden en la memoria, en el corazón.

También como ella quiero jugar que el mundo y yo misma tenemos alas y las echamos a andar, que del norte y del sur nos envían flores y entre sus delicados pétalos viene el alma de aquel que siempre soñé y nunca encontré.

Laura Fernández

Escrito por: Ángeles Mastretta el 02 Oct 2009 - URL Permanente

Quiero jugar a las montañas, a los pájaros, a que soy un perro con una mosca en la oreja: trémulo y enojado: olvidadizo. Ya no se acuerda qué lo molestaba, ahora intenta salir a la calle y olisquear las orillas de los árboles, en busca de no sé qué aroma inolvidable.

Quiero jugar a que no pasa nada, no pienso nada, nada recuerdo, nada temo y todo me da risa.

Quiero jugar a que el tiempo no se ha ido como arena, a que voy al colegio, ando descalza, no son mentira las tardes en el río. Jugar a que no sé sino este canto, este lamento, esta gana de ser lo que sí soy.

Quiero jugar a que aprendí a coser, a que sé cómo se toca una sonata de Beethoven, cómo se escucha a Mozart, cómo se teme al mar, cómo se tatúa el viento, el sembradío de gladiolas, las noches junto al lago, el fuego en esa hoguera que prendimos cuando aún no hacía frío.

Quiero jugar a que no es mi cumpleaños, a que fue mi cumpleaños, a que mi madre me regaló un burro gris que rebuznaba al jalarle un resorte. Quiero jugar a que íbamos donde vendían las luces de bengala, jugar a que un globo de papel prendía por fin su luz llena abejas, y se iba para el cielo sin voltear hacia atrás.

Quiero jugar a que un día no sabré mi nombre. Ni el de mis más queridos. Quiero, como a ninguno, temerle a semejante juego. No quiero jugar al olvido, a ese le tengo miedo, a eso juega mi tía con casi noventa años, diciendo que, en su familia, nadie hace huesos viejos. Olvidando que tuvo dos hijas, muertas como verdades infalibles. Quiero olvidar así, para no recordar lo que no quiero.

Quiero jugar a que vive mi padre y anda conmigo y mis hermanos esperando que su mujer traiga la sopa. Jugar a que no fue a la guerra, como sí fue Mambrú, el héroe con que dormí a mis hijos tantas noches. Quiero cantar: no sé cuándo vendrá. Quiero jugar al cine, a los seis años, a que forro los libros en quinto de primaria. Y quiero desnudarme y ser divina. Que me manden las rosas de los años sesentas, la música y el alma de aquel músico. Quiero jugar a que me arrastra el viento, me hunden las olas, me recobra un pez. Quiero dulce de coco y un volcán y tres noches, como tres carabelas. Quiero que vuelva el sueño en que soñó Mateo que yo era azul marina. Quiero jugar a que si está nublado nos quedamos en cama viendo la tele, a que la diosa Cati se pone los anteojos en Los Ángeles para mirarnos desde allá, mirándola desde aquí.

Quiero jugar a que me quiso quien no me supo y saber que me quiere quien me sabe. Quiero jugar a que no existe el mes, ni estoy para escribir nada cuando sólo quiero escribir: no sé, no entiendo.

Quiero jugar a que el mundo tiene alas, resuelve crucigramas, bendice los enigmas de quienes se preguntan qué hacer con sus finanzas y sus penas. Quiero jugar a que sabía de rimas y poesía lo que sabe quien escribe sin firma en la página que antecede mi página. Quiero que un novelista me recuerde y que no haya en el mundo ni en mi patria, menos aquí en mi patria que en ninguna, una sola mujer capaz de concederle su elección a un señor. Y no quiero jugar a que no me da pena que existan estas hembras y estos hombres. Quiero, sí, irme de compras a la luna y encontrarme una tienda en la que vendan voluntad, síntesis, concentración, premura, certidumbres. Todo lo que no tengo para jugar a eso que juegan esos que sí tienen todo eso.

Quiero quedarme quieta, con el aliento en vilo, bajo la sombra de quienes me abrazan. Quiero jugar a que no es octubre, a que vivo viva, sin arrepentimiento y sin angustia. Como viven el sol y los cometas, como duermen los animales y las plantas, la espada de Damocles y los años que sigan a estos años.

martes, 29 de septiembre de 2009

Si pudiera culparte de estas sombras


Si solo pudiera culpar al imperialismo de estas ojeras!

No tendría que dar explicaciones ni atormentaría la razón tratando de encontrar argumentos sensatos. Jugaría a los sobreentendidos, todos aceptarían.

Blanco y negro confinando el desamparo en los ojos. Sombras sin luces. Como las grandes brechas que deja la desigualdad les diría.

Ah, si te pudiera culpar imperialismo de estas sombras…

…Hasta él sabe que es mentira

Vienes cada noche, te instalas sin llamado.

¿Nunca te han dicho que puedes ser impuntual?

Quizá entonces te extrañaría.

Como ahora, que te vas dejando la noche insomne,

Con sus mismas ansiedades y deseos incumplidos

Se quedan tu sombra, tus palabras sin eco y ese recuerdo tuyo jugando en la piel

Ah…Si solo pudiera culpar al imperialismo de estas ojeras!


Por: Laura Fernández

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Vuelve


Vuelve otra vez y tómame,
amada sensación retorna y tómame -
cuando la memoria del cuerpo se despierta, 
y un antiguo deseo atraviesa la sangre; 
cuando los labios y la piel recuerdan,
cuando las manos sienten que aún  te tocan.
Vuelve otra vez y tómame en la noche, 
cuando los labios y la piel recuerdan....

Del gran poeta griego
Konstantino Kavafis 
(1863-1933)

lunes, 24 de agosto de 2009

Una extraña exquisitez, Tony Zenet



Tony Zenet es malagueño. Un cantante extraordinario que recién comenzamos a conocer en este lado de la orilla gracias al tema "Soñar contigo", fondo musical de la nueva temporada de Anatomy Grey.

Hermosas letras de este hasta hace poco insospechado

cantante, con una voz que atraviesa géneros que van del bolero al tango y el flamenco. Una mezcla impura y conmovedora, tan intensa y gratificante que a pocos puede dejar indiferentes. Soñar contigo forma parte de su primera producción como solista "Los mares de China", canción que suena a bolero habitado por desamores, a nostalgia y embrujo flamenco, sabe a caricias y amores que por ausencia de certezas, por nunca tenerse, están inventándose siempre.

En este disco podemos disfrutar de una fusión de

jazz, copla, pop, bolero, swing o flamenco sin"forzar las notas o encajar los acentos, en el que todo fluye con sutil maestría". Una extraña exquisitez.

Además de exquisito cantante, es actor. Quiza algunos

lo recuerden en una serie que solia transmitir la televisora española y aqui en Venezuela creo que por Televen llamada "El joven Picasso". Qué no ha hecho Zenet para acariciar su sueño de cantante? Ha sido albañil, pintor, vendedor de libros. Más nunca renunció a lo que más quería: cantar.

viernes, 14 de agosto de 2009

Sociedad, Cultura y Protocolo en China y Corea: COCINA CHINA : Un estallido de sabores y colores

Sociedad, Cultura y Protocolo en China y Corea: COCINA CHINA : Un estallido de sabores y colores

Una escuela, una gran experiencia


  Dinamismo, creatividad, calidez, innovación es lo que se respira en el ambiente de trabajo de esta empresa, cuyo valor importante es relucir y plasmar en un arte la calidad y el buen gusto que caracteriza esta gestión.

Nunca me sentí que trabajé en una agencia publicitaria, nunca se utilizó lo mecánico ni la inercia para realizar un arte o publicación. Siempre pensando en el entorno y el público a seducir, día a día es una nueva aventura laboral y de vida.

¿Experiencias?, ¡si muchísimas! Sobre todo en los lazos de amistad que se forjaron. Laura, siempre mi jefa, consejera, soñadora, cálida y hasta un poco estricta, una excelente escritora, luchadora de la verdad y una buena amiga.

Tanna, ¡es a la que mas molesté! es muy dulce, trabajadora y le encanta acompañarte a todos lados. Muy buena en la ortografía y es la decoradora oficial de la oficina.

Carlos, un gran amigo, extrovertido, excelente diseñador y operador de computadoras. Es la parte fuerte de la empresa y una escuela para mí.

Jesús, siempre será lo mas tierno y bello de los Fernández y de Mercurio Editor.

En lo personal, fueron casi 7 años que laboré en esta empresa, entre risas, lagrimas, trasnocho y el orgullo de la entrega a tiempo. Mercurio para mi fue sencillamente lo máximo!

Los voy a extrañar…

Julissa Moreno

martes, 4 de agosto de 2009

Cuéntame maravillas hermoso pájaro


Por Laura Fernández

Canta hermoso pájaro, canta. Cuéntame maravillas de los amigos lejanos, embriágame con los lugares que dejaste atras. Canta hermoso pájaro y al amanecer llévame a volar, muéstrame los colores del mundo y enséñame tu libertad para habitar paisajes desconocidos. Recuérdame que cada lugar es un apacible nido. Prometo no afligir tu canto con mis tristezas.
Llévame con el viento, aprenderé tu suavidad para atravesar la tormenta.
Leve entre tus alas estaré con los amigos que nunca olvidé. Hoy caminaré a su lado, bajo el sol y la estrella matutina. Y tú hermoso pájaro, maravillas cantarás.

jueves, 30 de julio de 2009

Caigo sobre unas manos



Cuando no sabía
aún/ que yo vivía en unas manos, /ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón./ Yo sentía que la noche era dulce/como una leche silenciosa. Y grande./ Mucho más grande que mi vida./ Madre:/ eran tus manos y la noche juntas./ Por eso aquella oscuridad me amaba./ No lo recuerdo pero está conmigo./ Donde yo existo, en lo olvidado, /están las manos y la noche. /A veces, /cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra, /y ya no puedo más y está vacío /el mundo, alguna vez, sube el olvido/ aún al corazón./ Y me arrodillo/ a respirar sobre tus manos. /Bajo/ y tú escondes mi rostro, y soy pequeño,/ y tus manos son grandes,/ y la noche/ viene otra vez, viene otra vez./Descanso/ de ser hombre, descanso de ser hombre.

El poema pertenece a Antonio Gamaneda, escritor español. Es conocido como el escultor de las palabras. Nació en 1936 y en 2006 su obra poética le fue reconocida con el premio Cervantes, el nóbel de las letras hispanas.

El poeta, hijo adoptivo de León por ser ésta la tierra en la que se crió y creció como escritor, cree que el hecho de que la poesía sea una cosa «minoritaria» ha llevado a los científicos a no averiguar si puede existir una zona del cerebro en la que el pensamiento «se suceda a sí mismo». Para el escritor, la poesía «nos lleva a nuestros orígenes, a cierta capacidad de creación y revelación. Creo que existe una conexión entre la primera palabra del homínido capaz de la fonación articulada y las dos palabras que aparecen juntas por primera vez», aseguró el escritor, autor de obras como «Blues castellano», «Libro del frío» o «Arden las pérdidas».